SARAJEVO: ODA A LA CIUDAD DE TODAS LAS RESISTENCIAS. LA NUEVA ESPERANZA

«Un país de odio y de miedo en el que la zanja que separa las diversas religiones es tan profunda que sólo el odio consigue franquearla».

                                                                             IVO ANDRIC (1920)

Se levantan de su tumba

Más fuertes de espíritu

Más fuertes y más ardientes

Nuestros buenos bosnios

Oh Dios mío!

Qué pocos quedan

Pero como es potente la victoriosa luz

Que ilumina sus caras.

                 Abdullah Sidran (“Féretro de Sarajevo” 1993)

Sarajevo tiene un aire muy distinto a las urbes eslavas próximas o a las ciudades de la costa croata, es una ciudad entre dos mundos, por un lado Oriente y por otro Occidente. Si se tuviera que decantar por uno de ellos, en estos momentos creo que es decididamente una ciudad oriental con una fuerte influencia turca. Lo que la historia había logrado matizar a fuerza de integrarla dentro del imperio austrohúngaro primero, y de la gran Yugoslavia después, lo acabó destruyendo la guerra de los Balcanes.

Plaza de la fuente SEBILJ

Plaza de la fuente SEBILJ

Fuera ya la corteza ficticia que la había cubierto, Sarajevo se abre al mundo como ciudad musulmana. Actualmente es el lugar de Bosnia y Herzegovina en el que los musulmanes disfrutan de una mayor libertad de movimientos y de una real capacidad de decisión. Para los residentes en lugares como Mostar o Sbrenica, Sarajevo es un modelo a seguir.

Tras la guerra, Turquía ha aprovechado ampliamente su calidad de antigua metrópolis y con una inteligente política de ayudas y de intercambio cultural, está sobrepasando a países como Estados Unidos o a la Unión Europea. Los bosnios disfrutan de becas en universidades turcas, los turcos pueden venir a Sarajevo sin necesidad de visado, cosa que abre también la puerta a numerosos ciudadanos orientales y del Cáucaso que transitan por Turquía para llegar a Bosnia. Turquía tiene en Sarajevo numerosos intereses económicos, una embajada situada en uno de los mejores lugares de la ciudad y una red de negocios privados creciente. Además, los bosnios ven llegar el dinero turco en multitud de proyectos que están aumentando más si cabe el poder que ya obstentaban. En las calles de la ciudad, más que ciudadanos europeos o americanos, se ven numerosos grupos de hombres de negocios o estudiantes árabes y turcos.

Callejuela del viejo zoco

El ambiente de Sarajevo se va pareciendo a lo que sería una Casablanca de los Balcanes y eso aumenta en mí el placer de sentirme como en casa.

La historia actual de Bosnia y Herzegovina sigue siendo particularmente curiosa, por no decir incomprensible. El país está dividido en 3 repúblicas autónomas dentro de una federación.Repúblicas que se han constituido para dar satisfacción a las tres realidades nacionales aunque en realidad es una división  con una connotación no solo étnica, sino religiosa, los serbios ortodoxos, los croatas católicos y los bosnio musulmanes. Bosnia y Herzegovina representan el 51% del territorio y la República Sprska el 49%. Los bosnio musulmanes son los más numerosos y representan el 44% de la población. Cada una de ellas tiene su propio sistema político, moneda hasta hace muy poco, policía, ejército o educación. El gran problema al que se enfrenta el país viene determinado por esta particularidad y lo difícil que es convivir día a día entre antiguos enemigos. Si los serbios viven en Sarajevo oriental acantonados en su propio barrio, en el que los letreros están en cirílico, los musulmanes del norte, como en Sbrenica, deben vencer la repugnancia que representa la vecindad con sus torturadores, muchos de los cuales continúan sin ser juzgados. La parte serbia, la República Sprska, se encuentra delimitada al norte y al este pasando por Sarajevo. La misma capital, Sarajevo, lo es de  Bosnia Herzegovina, y curiosamente una de sus partes, la Sarajevo oriental (Istocno Sarajevo) es la capital de la República Sparska, la parte serbia de la federación. La Sarajevo serbia está situada en los suburbios de la Sarajevo musulmana y comprende algunos pueblos y colinas de los alrededores. Aunque esta situación es más una manera de que los serbios no perdieran el cordón umbilical con Sarajevo que una verdadera situación política, ya que la capital de facto y sede del gobierno de la república Sprska, están en Banja Luka, al norte del país.

Mezquita Bascarsija

Sarajevo se encuentra situada en un valle rodeado de colinas boscosas y de majestuosas montañas, los Alpes Dináricos, que en invierno se cubren de un manto de nieve. Las calles serpenteantes suben hacia ellas llenas de verdor y entre tanta vegetación, las casitas arracimadas parecen florecer. Es un amontonamiento de viviendas en el idílico campo, minaretes esbeltos de mezquitas orientales, tumbas olvidadas plantadas en los jardines que aparecen al doblar cualquier esquina y que recuerdan tantas muertes recientes, cielo azul que dejan entrever nubes de lluvia. El canto del muecín te llega al alma con un estremecimiento inmenso al sentir que hace tan poco eso era impensable. Sarajevo es un río y sus puentes que lo cruzan, terrazas de cafés llenas de vida, perros vagabundos que se reúnen en la plaza de la fuente, cuervos que merodean revoloteando, gitanos mendigos que viven en los edificios ruinosos que aún abundan en el centro. El zoco se extiende en la parte vieja de la ciudad (Stari Grad) y es una sucesión de tiendecitas de una o dos alturas con tejados de aleros de madera. Huele a especias y a carne asada, el famoso Cevapcici, la especialidad bosnia que se degusta en numerosos restaurantes, huele a café turco (bosanska kafe), fuerte y con cuerpo, a té y a cuero viejo.

Tienda de especialidades en el viejo Sarajevo Butik Badem

La ciudad está dividida en cuatro distritos de los que Stari Grad (ciudad vieja) es el que tiene más encanto. En él se encuentran la mayoría de los monumentos de la ciudad y allí se desarrolla la vida social. El minarete de la mezquita Gazi Husrevbegova džamija, construida en el s XVI, se yergue elegante  y soberbio en medio barrio de Bascarsija (el barrio del mercado ) que forma parte del viejo Sarajevo.

Fuente de las ablucciones en Gazi Husrev Bey

La mezquita es un complejo que comprende además una medersa, una biblioteca y una universidad islámica. Durante la guerra sufrió innumerables bombardeos que la destruyeron casi en su totalidad. La reconstrucción actual ha dejado a muchos insatisfechos, ya que los motivos y arabescos del arte turco han sido olvidados por los arquitectos que trabajaban bajo patrocinio saudita.

Vista del minarete de Gazi Husrev Bey y del Sahat Kula

En la mezquita y sus aledaños se desarrolla una intensa vida social puesto que muchos musulmanes piadosos acuden a los rezos para posteriormente reunirse en los patios  a discutir en animados corrillos. En sus muros exteriores están pegadas las esquelas de los muertos recientes de la comunidad y muchos paseantes se paran para leerlas.

La entrada a la universidad islámica

Enfrente, en el lugar en el que se encuentra la universidad islámica, que está siendo reconstruida con dinero turco, el recuerdo de los muertos de la guerra es palpable en un muro de losas de mármol que rememora a todos los caídos que fueron alumnos y profesores del centro. La mayoría de ellos murieron en los bombardeos de la ciudad, otros fueron milicianos y lo hicieron en el frente. Hombres jóvenes, pero también venerables ancianos, cuyos nombres quedarán en la memoria de todos los que cada día pasan por allí.

Tras los rezos, muchos hombres se quedan en los cafés de los alrededores charlando, otros, acompañados de la familia, van hacia los restaurantes de Cevapcici para degustar esta especialidad. La potente comida bosnia tiene algunas especialidades como ésta a la que no es posible escapar. Se trata de una especia de kebab de carne picada de cordero y ternera fuertemente especiada, que se sirve en un pan de tipo pita acompañado de cebollas frescas picadas y de un vaso de queso fresco similar al yogurt. Es realmente delicioso y nadie que visite la ciudad puede quedarse sin probarlo. En general la comida es de fuerte influencia turca y predominan las carnes y la pastelería oriental. Otro capítulo aparte merece el famoso cordero de Jablanica que comentaré próximamente.

La mezquita Gazi Husrev Bey desde la universidad

Hay muchas otras mezquitas en Sarajevo, igualmente hermosas y con esa elegancia sobria de los minaretes turcos. Algunas fueron bombardeadas y su reconstrucción ha tardado en hacerse, pero el patrocinio de los distintos países musulmanes ha logrado que se recuperaran en su mayoría. También hay numerosas madrazas y escuelas primarias (mekteb) de la que la más hermosa es la de la mezquita Gazi Husrev-Bey.

Interior de la universidad islámica

Junto a ellas se construyó, en la misma época, la famosa torre del reloj , Sahat-Kula,  que se yergue junto al minarete para ayudar a los fieles con la hora de la plegaria. Las dos torres, minarete y reloj, configuran una imagen típica de la ciudad.

La  plaza de la fuente, Sebilj,  es el sitio por el que los turistas suelen entrar a la ciudad vieja y a las empedradas calles del zoco. En sus alrededores revolotean miles de palomas a las que los habitantes alimentan con migas de pan. Por las tardes pueden verse algunas manadas de perros callejeros que se mezclan con los vecinos. Perros errantes, que tal vez tuvieron en su día un dueño que desapareció en la guerra.

Sótano de una tienda centenaria en el viejo Sarajevo

Sótano de una tienda centenaria en el viejo Sarajevo

Las callejuelas son un encanto, tras una junto a la mezquita puede descubrirse el mercado cubierto que en su día albergó mucha más vida que en la actualidad. Ahora apenas se está recuperando y tiene mucha más animación el exterior. Se construyó en el s XVI para vender textil y bienes de importación y se extiende en poco más de 100 m y cuenta con 52 tiendas Tras otra calle hay un famoso caravanserail que hoy es un restaurante de comida típica. Un poco más alejada estaba la famosa biblioteca, Vijecnica. Tal vez no valga demasiado la pena llegar hasta allí pues es uno de los rincones que menos se han reconstruido en la ciudad .Si digo que no vale la pena es sin duda por la rabia que uno siente al rememorar las imágenes de su bombardeo y de las perdidas, no solo de libros, sino humanas, que se produjeron en ella. Para mí es uno de los lugares de Sarajevo que me causó un sentimiento mayor de dolor. Alrededor hay varias casas en las que se hacinan familias gitanas que siguen viviendo de la mendicidad. La biblioteca tiene su fachada cubierta con una lona que recuerda que está en reconstrucción. La imagen es penosa, puesto que los edificios religiosos si que han sido dotados de los fondos suficientes para su reconstrucción, pero no así esta importante joya que fue en su día y que poseía algún ejemplar único entre los más de dos millones de su fondo documental. Hoy no quedan más que 250.000 y alguno de sus empleados murió tratando de salvarlos. De los libros  que se recuperaron muchos no han podido aún restaurarse. Actualmente la biblioteca, o lo que queda de sus fondos, está alojada en un antiguo cuartel, en el que el personal hace lo que puede, con medios muy rudimentarios, para reconstruir su catálogo.

La ciudad fue y sigue siendo abierta a otras confesiones y a pesar de que muchos serbios ortodoxos y croatas católicos la abandonaron, conserva sus lugares de culto, menos concurridos que en tiempos, además de algunas  hermosas sinagogas.

Terrazas en Bascarsija

Terrazas en Bascarsija

El río Miljacka recorre la ciudad y Sarajevo se extiende a lo largo de 10 km siguiendo su curso, que no tiene la belleza del Neretva o la legendaria leyenda del Drina, pero que los habitantes de la ciudad adoran para pasear por sus orillas.

Desde el barrio turco hacia el este se llega a la Sarajevo austrohúngara que conserva aún muchos de sus monumentos, como el Parlamento, o el famoso puente en que el archiduque François Ferdinand fue asesinado. Más al oeste aún comienza la Sarajevo moderna. La calle Tito es la principal arteria de la ciudad y en ella se empiezan a abrir comercios y cafeterías de moda.

El tranvía recorre muchas de las calles de Sarajevo y bordea el barrio turco. Es el tranvía más antiguo de Europa pues se inauguró en 1895. Durante la guerra estuvo en servicio un lapsus de tiempo muy corto conducido por voluntarios que se arriesgaron a ser el blanco de los francotiradores.

Tras casi dos años de suspensión, volvió a ponerse en marcha bajo escolta de los cascos azules. Ahora es toda una institución para sus habitantes y concebir Sarajevo sin su tranvía se hace imposible. Sus coloridos vagones quedan en la memoria cuando se han recorrido sus calles y como no, el ruido infernal que hace al desplazarse que solo se para a partir de media noche.

Catedral del Sagrado corazón

En el centro, hay numerosas calles peatonales en las que solo se extienden terrazas repletas de gente, ni un tranvía o coche las recorre. El encanto que desprende la ciudad tiene mucho que ver con este rincón lleno de vida en un lugar en que solo hace una decena de años no se podía pasear. Quedan recuerdos dolorosos en cada esquina, una fachada bombardeada que no se ha reconstruido, el nombre de una calle que rememora los bombardeos, señales de balas en numerosos edificios. Todo está allí para que no se olvide lo que ocurrió. En frías cifras se han contabilizado más de 3000 monumentos destruidos o tocados por los bombardeos, de los más de 6000 que contaba la ciudad. De esta cifra se han reconstruido un porcentaje que puede llegar al 80%. Sin embargo hay un signo en Sarajevo mucho más ostensible que recuerda la tragedia vivida a los paseantes, son las famosas “rosas de Sarajevo”. Las rosas son las trazas que dejaron los obuses al caer y que mataron a gente. Para recordarlas se rellenaron de una especie de resina roja, lo que las asimila a flores. Las hay en muchos lugares de la ciudad sobre el asfalto, aunque también vi alguna en una fachada, y son un recuerdo a las victimas del conflicto. A medida que las calles se vuelven a asfaltar las rosas se cubren. Tal vez Sarajevo desee pasar página.

La última imagen que tengo de la ciudad es la del memorial de la calle Tito dedicado a las víctimas de la II Guerra mundial. En él la llama eterna está aún presente. Sus paredes nos recuerdan la Gran Yugoslavia en la que todos los componentes lucharon contra los nazis. De ahí salió un país unido y fortalecido que solo perduró en paz el tiempo de vida de su líder. Tal vez Tito no supo ver lo que vendría después. Un hombre solo reza en el mausoleo desde hace un rato y a pesar de que he ido y venido varias veces a lo largo de la calle, sigue en la misma postura. No sé si reza por lo que fue un país que muchos bosnios me dicen lamentar o por esas otras víctimas aún más antiguas cuando todos luchaban juntos. Tal vez lo hace por el país que tiene hoy en día, esa belleza natural que es Bosnia, pero que aún no ha logrado superar el dolor de la guerra y sus luchas internas.

Cuando abandono Sarajevo me voy con el sentimiento de haber encontrado una ciudad de una calidez inmensa y de un cosmopolitismo sin igual en esta parte eslava de Europa. Una puerta en Occidente abierta de par en par hacia Oriente. Una pequeña joya que merece descubrirse de nuevo y que necesita la ayuda de Europa para volver a ser lo que era. Dicen que si se bebe de la Fuente Sebilj  no se abandona nunca más la ciudad y aunque yo no bebí, aseguro sin dudarlo que mi corazón sigue estando allí en parte.

Una respuesta a “SARAJEVO: ODA A LA CIUDAD DE TODAS LAS RESISTENCIAS. LA NUEVA ESPERANZA

  1. Emocionante, te has superado, un torrente de imágenes han ido surcando mi mente mientras te leía, un bombardeo de recuerdos…
    la OTAN empeñada en mostrar su precisión en las ataques a objetivos militares, los rumores cada vez más fundados de ejecuciones de comunidades musulmanas al completo, de violaciones sistemáticas de las supervivientes por parte de los soldados serbios, y las imágenes d la biblioteca ardiendo o el puente de Mostar derrumbándose.
    Pero además para mí esta guerra tuvo nombres propios, un año antes volviendo de un verano en Egipto hice escala en Beograd, y en el trayecto hacia Madrid conocí a dos universitarias bosnias de la universidad de Sarajevo, Olga y Selma, al año siguiente la primera venía a Sevilla como refugiada, sus padres quedaban en Mostar, quedar con ella y preguntarle por ellos no era preocuparse por su salud, era saber si seguían con vida, y durante algunas semanas sin apenas noticias de la marcha de la guerra, era duro intentar animar a quien de la noche a la mañana pasa de ser universitario a refugiado, con una total incertidumbre sobre su futuro inmediato, finalmente sus padres sobrevivieron, ella conoció a un británico con el que se casó y espero sigan viviendo en Inglaterra, la última vez que los vi , hace más de 12 años tenían un hijo.
    De aquel grupo de refugiados me queda la amistad de Stoyan, quien actualmente es el encargado de un bar muy céntrico de Sevilla,él llegó a Sevilla dejando mujer e hijos pequeños en su pueblo, y a través de las organizaciones humanitarias consiguieron traerlos, salieron en los telediarios como un atisbo de esperanza en medio de la guerra, parece que fue ayer cuando sus dos hijo de 4 y 6 años se abrazaban a él. Ahora los cuatro viven en el barrio de la Macarena, y un par de veces al año me tomo un café con él, y diriase que cierta complicidad surgida en un pasado muy remoto nos une.

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